Una acción de valor, también conocida como “value stock”, es una acción que tiende a cotizar a un precio más bajo en relación con sus fundamentos, como pueden ser los dividendos, ganancias y ventas, por lo que es atractiva para inversores de valor.
Comprendiendo las acciones de valor
Entre las características comunes de las acciones de valor se incluyen una alta rentabilidad por dividendo, una baja relación precio-valor contable y/o una baja relación precio-beneficio.
Una manera fácil que existe para intentar encontrar acciones de valor es utilizar la estrategia de inversión «Dogs of the Dow». Esto es, comprando las 10 acciones con mayor rendimiento de dividendos del índice bursátil Dow Jones al principio de cada año, y a partir de esto ajustar la cartera cada año.
Una acción de valor es un valor que se negocia a un precio más bajo de lo que el rendimiento de la empresa puede indicar de otro modo. Los inversores en acciones de valor tratan de capitalizar las ineficiencias del mercado, pues el precio del capital subyacente puede no coincidir con el rendimiento de la empresa, para beneficio del inversionista.
Las acciones de valor contrastan con otro de los enfoques básicos para la inversión en renta variable, constituido por las acciones de crecimiento. Las acciones de crecimiento son acciones de empresas con un fuerte potencial de crecimiento anticipado.
Un dato importante para los principiantes es que una cartera diversificada y equilibrada contendrá tanto acciones de valor como acciones de crecimiento. Estas carteras pueden denominarse carteras mixtas.
¿Cómo determinar el valor de las acciones y evaluar tanto el riesgo como el rendimiento?
Por norma general, una acción de valor tendrá un precio de “ganga”, ya que la compañía es vista como desfavorable en el mercado. Las acciones de valor tendrán un precio de acciones más bajo que los precios de acciones correspondientes a empresas de la misma industria. La publicidad negativa relacionada con informes de ganancias insatisfactorios o problemas legales son indicadores de una acción de valor, ya que el mercado verá negativamente las perspectivas a largo plazo de la empresa.
Lo más probable es que las acciones de valor provengan de una compañía madura con una emisión de dividendos estable que esté experimentando temporalmente eventos negativos. Sin embargo, las empresas que han emitido recientemente acciones tienen un alto potencial de valor, ya que muchos inversores pueden desconocer la entidad.
A pesar de todas sus ventajas potenciales, se considera que las acciones de valor son una apuesta más arriesgada que las acciones de crecimiento. Esto se debe a la actitud escéptica que el mercado tiene hacia las acciones de valor, precisamente por la publicidad que precede la buena oferta. Es por esto que, para que una acción de valor sea rentable, el mercado debe alterar su percepción de la empresa, que se considera más riesgosa que una entidad de crecimiento en desarrollo.
Es por este motivo que hay mayor probabilidad de que una acción de valor tenga un rendimiento a largo plazo más alto que una acción de crecimiento, debido al riesgo subyacente. La duración de la inversión debe ser tomada en consideración: un valor de acciones puede necesitar algún tiempo para emerger de su posición infravalorada. El verdadero riesgo de invertir en una acción de valor es que esta remontada no llegue a materializarse.